El Petare de hoy en día condensa dos complicadas realidades. Por un lado, nos topamos con la herencia colonial en su casco histórico, testimonio de un proceso de conquista que borró parte de nuestro pasado. Por el otro, la proliferación de viviendas rurales urbanas ha posicionado Petare como una de las vecindades informales más grandes de América Latina.
El Golfeado bien podría servir de ejemplo para demostrar las complicidades entre lo colonial y lo informal que se dan en Petare. Dicen la leyenda que este exquisito dulce fue inventado por algún ingenioso habitante de esta desbordada parroquia. Su innovación y singular sabor es producto del contraste. Todo empieza al intentar hacer un rollo de canela sin canela; se suplanta la especie hindú por el anís. El azúcar, un refinamiento mantuano, es remplazado por su primo hermano, un poco más corpulento, el melado de papelón y para contrastar ambos sabores, queso blanco salado y duro que reafirma todo el misterio exótico del anís y toda la empalagosa robustez del papelón.
Así es Petare, como un Golfeado. Un invento caraqueño que crece en forma de espiral y cuya principal singularidad son los contrastes. Petare y los Golfeados son capaces de transformar las carencias con ingenio en algo nuevo y con el paso del tiempo los reconocemos como elementos indispensables de nuestra tradición.
“Como yo veo Petare” es un ejercicio similar. La Fundación Victoria a través de la formación y el empoderamiento tecnológico ofrece a los jóvenes de las escuelas alternativas “El Carmen” y “El Sagrado Corazón de Jesús” herramientas para poder sortear las carencias con ingenio e instaurar la reflexión a través de las imágenes como elemento fundamental para la formación de nuevos ciudadanos.
Los futuros bachilleres tomaron por primera vez una cámara y salieron a recorrer Petare capturando aquellos elementos que llamaban su atención. Tras esta primera experiencia, los alumnos debían elegir entre una y cinco fotografías para editarlas de manera digital.
Incentivar la autonomía, usar el ingenio como clave para sortear las carencias y brindar herramientas tecnológicas que puedan ayudar a los jóvenes a enfrentar los retos por venir son los tres elementos fundamentales que añaden valor a la experiencia “Como yo veo Petare”. Con este ejercicio fotográfico la Fundación Victoria abre las puertas al público, influyendo en un grupo de jóvenes que estamos seguros serán como el Golfeado, con el tiempo y el ingenio formará parte indispensable de nuestra tradición.